domingo, agosto 18, 2019

17 / 08 / 2019 Presentación de La casa (Noelia Palma), Biblioteca Municipal de Morón





Gracias, Malala Coppié por las fresias. 





“La casa” de Noelia Palma
por Viviana Abnur



“Por fin un hogar
 Por fin una silla y unas pieles,
una ventana,
para ver desfilar sin estremecerme
al blanco ejército del invierno”
Almudena Guzmán deEl príncipe rojo”


Quién pudiera filtrarse junto a  un rayo de luz, por la ventana de una casa, por ese ojo ciego y ser testigo privilegiado,  de cómo la luz se expande, ocupa su lugar, invade los rincones, y barre, ahí, donde el silencio y las sombras creían que reinaban.
 O bien, quién pudiera cuando la luz no llega,  no irrumpe, traerla a la casa, desde un lugar lejano, buscarla en la memoria como a la leña, y así,  prender el fuego de ese día, la llama cotidiana.
Y tal vez cuando se acerca la noche, y hace frío, salir al patio a encender un cigarrillo, para sentarse a mirar cómo el fuego del día dio sus frutos, y el deseo, y el amor, se conjuran y son escudo certero frente  al humo que se anuncia.
Entonces en voz baja, para no desoír al instante, una se pregunta ¿será cierto?

Adentro, puertas adentro es sabido, al fuego hay que cuidarlo. Por eso dice Noelia:

Hace frío en la casa.
En las ventanas,
en los libros,
en las manos de mi hija mientras duerme
Enciendo las hornallas
Hace frío incluso si enciendo las hornallas
Hace frío y es otoño en el patio
apenas oscurecido por la noche
y en el árbol que ya ni siquiera
tiembla
Frío. Y las hornallas
están prendidas
Y lleno la pava con agua
y el fuego calienta el agua
Silba la pava con el agua hirviendo
Avisa que hace frío y es un alto
en la madrugada. Un destello
Quizás
esta noche encienda la sangre azul de los reyes
Silba la pava
Nadie más silba.



¿Qué sostiene las paredes de una casa? ¿Qué sostiene a la luz, y a esta llama ahora que el fuego se apagó, y sin embargo sigue ardiendo?

En otro poema parece responder:

Ese pino en el patio quedó en silencio
Silencio hondo como si hubiera sido atormentado
por la alegría de una tarde
donde algunas mujeres leen libros
o cortan el pasto.
Atormentado por los perros
que escarban alrededor desollando
silencio y ladrando
para soportarlo.
Atormentado por la mariposa
que pasó de largo.
Me pregunto si sus huesos lo sostienen
como paredes hechas
de sueño y derrumbe

bajo el sol del mediodía.

Pero la lumbre nos reclama, y ya no hay tiempo para la duda. Otra vez habrá que comenzar.
Una casa es un mundo, un mundo para habitar, un mundo para tratarnos con cuidado, para amar.
¿Cómo es posible haber habitado tantas casas? ¿Haber abierto tantas puertas, haberlas dejado atrás?
Ahora que el milagro se revela, y es este instante, este lugar que habito, este hogar, mi casa, tranquilos nos dice Noelia, que es cierto, y voy a quedarme aquí.



***




La casa o las diferentes formas de la ausencia

por Paula Novoa

El libro que hoy nos reúne se titula La casa, a primera vista “casa” es una palabra simple. Cuando a mis estudiantes les pido que digan un sustantivo, este término estará dentro de los primeros que nombran: “perro, silla, mesa y casa”. Siempre, no falla. Sin embargo, detrás de este vocablo tan cotidiano y cercano hay una historia. En principio, casa/ae es una voz latina que literalmente significa cabaña, choza. Los romanos llamaban de esta manera a las construcciones más rudimentarias, mientras que para denominar lo que hoy conocemos como casa, usaban el término domus/us. En su diccionario de símbolos, Biedermann explica que desde el final del nomadismo de cazadores de la época glacial, es el símbolo del medio existencial para los hombres que se volvieron sedentarios, construida casi siempre según reglas de orientación cósmica. El filósofo vienés también hace referencia a El lenguaje de los sueños de Ernst Aeppli, que afirma que lo que ocurre en la casa, ocurre dentro de nosotros. Somos a menudo la casa. Ahora, ¿qué connotación tiene para Noelia Palma esta palabra?
El libro está organizado en tres momentos y en tres espacios geográficos: Buenos Aires, Barcelona y Millewa. La poeta construye una voz que no es sedentaria, que se traslada espacialmente. Cada uno de los apartados que conforman La casa comienza con el mismo poema, al que llamo “poema brújula”, pues en este recurso observamos cómo el yo lírico vuelve a la misma búsqueda para la construcción de la casa en cada una de las ciudades.

¿Entonces era cierto?

La luz en esta casa
filtrándose
por las pequeñas rendijas
rebuzna

todo el silencio.

La traslación espacial que propone Palma, en oposición al sedentarismo que da origen al símbolo mencionado, se debe a que la casa no siempre es habitable.  Muchas veces es una forma de huir. Sin embargo es una construcción en la que deseamos anclar por doloroso que sea. ¿Qué es lo que busca la voz poética? Cristalizar la esperanza. Continuando con el juego etimológico la palabra esperanza deriva de esperar, del latín sperare. Entonces, cristalizarla significaría terminar con esa espera. La búsqueda recorre todo el libro, los tres espacios, los tres momentos. Pero la esperanza no logra nunca esa cristalización:

“Esta casa no sostiene la esperanza”.

Manifiesta en “Buenos Aires”:

Querido, si la esperanza dijera
todavía
que está asustada, que no sabe cómo ejercer el rostro
propio

En “Barcelona”:

esa esperanza
que no sé contarte
porque no es una leyenda.

En “Millewa”:

Al mismo tiempo, y de acuerdo con Aeppli, la casa es la voz poética:

Nada interrumpe el llanto.
Estoy lavando los ojos de la casa.

Aquí radica también la posibilidad de traslación, “en donde yo esté estará la casa”, pareciera afirmar el yo lírico.
La casa en Buenos Aires está terminada, pero es un lugar inhabitable:

Y mientras las hojas de ese árbol
son suavemente maltratadas
por la lluvia
mientras cada lugar se transforma
en algo inhabitable
te pregunto:
¿por qué este fulgor
destruido,
este diente resquebrajándose,
este brazo haciendo señas
en un rincón?
En Buenos Aires está clara la presencia de la madre y de la hija, pero aparece la figura del padre que siempre es ausencia. Incluso su mención es a través de una sinécdoque:

floreció el hueso del padre/
(¿o era el pasado?)

Por lo contrario, la figura de la madre está fusionada con la voz poética:

Si mi madre muriera
yo también moriría.

¿Quién de nosotras
se atreverá
a inclinarse
para llorar sobre la tumba?

Y la hija sobreviene de una imagen espejada:

Las dos nacimos cortadas
por una tijera,
llenas de espuma y vérnix.

Luego, en Barcelona, encontramos una de las formas del amor y también de la ausencia. Es a través del arte que el yo lírico pretende tapar las paredes manchadas por la humedad. Sin embargo, como ya indiqué, la esperanza no logra un rostro propio, la búsqueda continúa, pero “la noche cae sobre todo lo que vive”.
En Millewa, la figura del ángel sobrevuela los poemas y la hija se presenta como última herida para retener el mundo. Aquí la voz poética manifiesta la promesa de quedarse. La ausencia toma forma de ángel. De pronto los gestos son rituales. La casa es también huir, me confiesa Palma. Es hacia Millewa que se huye esta vez y en donde la voz poética promete anclar:

Cómo es posible, Querido,
Haber habitado tantas casas,
Haber abierto sus puertas deplorables.

Tranquilo, voy a quedarme aquí.
Mi hija, la herida pequeña con la que retengo el mundo, llama.

Su voz revuelve las entrañas de la noche.

Voy a quedarme aquí.

         La voz que Palma construye a lo largo de toda su obra siempre nos cuenta una historia. La de la ausencia. A través de la elipsis y de la polisemia exige al lector atención para reponer el relato. Noelia es una poeta que demanda. Somos nosotros como lectores quienes debemos quitar el velo, descubrir.
Paula Novoa, Francisco Álvarez, julio de 2019

Bibliografía consultada
BIEDERMANN, Hans: Diccionario de símbolos, Paidós, México, 1996

Diccionario Ilustrado VOX Latino – Español, Español – Latino, España, Biblograf, 1995 



*Durante la presentación leyeron poemas del libro Alejandro Mendez Casariego, María Laura Coppié y Pamela Tana


Aquí uno de los poemas leídos por Alejandro Mendez Casariego de la primera parte, Buenos Aires: 



10


Extiendo los brazos
en el pequeño gesto
de un recién nacido.

Me deslizo por la espalda de mi hija.
La luz y los grillos filtran aire y espuma.
Las dos nacimos cortadas
por una tijera,
llenas de espuma y vérnix.

En su espalda envejece mi rostro feroz,
humeante.

Construyo en forma de plegaria
las paredes de la historia.

Nada interrumpe el llanto.

Hay una quietud en su cuerpo,
en sus huesos,
en su cabello:
infinita.

Nada interrumpe el llanto.
Estoy lavando los ojos de la casa.



Aquí uno de los poemas leídos por María Laura Coppié de la segunda parte, Barcelona:


14

Era necesario
olvidar en la otra casa
los detalles,
las cosas que se dicen,
la luz desparramada
en el vientre.
Rehacer las calles
con la mirada tibia
y traer cada mañana entre las manos
un ramo de albahaca fresca.
Querido, si la esperanza dijera
todavía
que está asustada,
que no sabe cómo ejercer el rostro
propio.
Si dijera tu nombre
para maldecirte
y olvidara
el corazón sobre la mesa
y con un martillo pudiéramos
vengar sus apariciones fugaces
qué maravilla
qué maravilla.



Aquí uno de los poemas leídos por Pamela Tana de la tercera parte, Millewa: 


21

Los vestigios de luz
hicieron siempre que
su disparo apenas colorido no sea más
que una estampida del silencio.

No me atrevo a plantar amapolas
en el lugar donde el ángel
quedó encallado.

Afuera está el río Murray y sus
pájaros muriéndose de envidia.
Ninguno de ellos jamás tendrá
ni siquiera
la certeza de la caída.
Sin embargo el ángel ya no se mueve.
El ángel sigue aquí. Ceñido como un pañuelo
dorado,
como la voz antigua
de la desolación.



*Gracias, Fernando Rojas, por venir a cantar a capella Lejana tierra mía. 

jueves, junio 20, 2019

poemas de Que la muerte nos ampare, 0034 / Buitre hacia la nada y La casa










16


Era temprano para hacerse vieja
y entré a mi vida por la puerta de servicios
hice las cosas de quebrar la cordura
maquillé la nada y le puse mi carita

perdón por no poder confesar un dolor.



27


A la jaula, además, había que enseñarle otro idioma. 





38

Si alguien me encuentra, pido, me lea un poema
temo desaparecer sin violencia. 


*de Que la muerte nos ampare, Francia Editorial 2017 1ra ed.-




18

Querida hija,
tan deformadita,
cuerpo rabioso,
ojo blancura.

Ya ves,
tu madre pronunció la semilla,
tu padre hizo lluvia
frenética y humo
y naciste del útero mental más
azul y corroído que alguien pueda tener.

Dónde estarás, Valencia,
a lo largo,
a lo ancho,
a lo mucho de mi vida.






22

Valencia, este silencio no es el silencio
como forma concebida de lo humano
sino un animal
peor que las nubes,
peor que decir vida,
peor que los monstruos y sus raíces
echadas al mar,
no te asustes
si te ahoga una blancura
que viene porque nada viene.

Lo que florece
está en penumbras.

El espanto es un peregrinaje,
la misma voz con que te llamo.


de 0034

---





19

Fijo la redondez de mi ojo en vos.
Sonrío apenas,
sonrío casi de manera imperceptible,

veo cómo cae, lentamente, el horror de mi boca
sobre tu boca,
y te explico: tuve que arrancarme un diente
para merecerte.




21

Cierro los ojos. Hay un río que conduce a la infancia.
Nací ciega de padre.
Nací obesa.
Corté las rosas que con amor plantaba mi abuela
y las puse en un tacho con agua
y todas murieron.

Me acomodo en el regazo de mi madre
que en su fe me ama viva o muerta.
El sol se rompe entre sus manos
y con esa misma luz me acaricia el pelo.
No es poca cosa.
Ella sabe tejer vinchas para adornarme
las pequeñas desesperanzas. 


de Buitre hacia la nada


*de 0034 / Buitre hacia la nada, Ombligo Cuadrado Ediciones 2018, 1ra ed.- 





21

Los vestigios de luz
hicieron siempre que
su disparo apenas colorido no sea más
que una estampida del silencio.

No me atrevo a plantar amapolas
en el lugar donde el ángel
quedó encallado.

Afuera está el río Murray y sus
pájaros muriéndose de envidia.
Ninguno de ellos jamás tendrá
ni siquiera
la certeza de la caída.
Sin embargo el ángel ya no se mueve.
El ángel sigue aquí. Ceñido como un pañuelo
dorado,
como la voz antigua
de la desolación.






23

La vida apacible. La noche fuerte.
El mundo está a salvo:
el ángel y su hermosa catástrofe fueron
carcomidos mientras la luz
enfermaba.

Así son las ausencias
ocupan la materia, el oxígeno todo
y las aves carroñeras se desbocan
sobre los campos vivos.

Querido, cuando se adentre mi cuerpo
en la noche, ¿serás el ave hecha de luz y polvo
todavía?





*de La casa, Mascarón de proa 2019, 1ra ed.- 

jueves, febrero 07, 2019

Raúl Gustavo Aguirre escribió

Raúl Gustavo Aguirre escribió que cualquier milagro puede ser
si existe una ventana.

En la vereda de enfrente una luciérnaga
prende y apaga entre dos árboles.
Va y viene
pero yo tengo los ojos fijos
en la sutil liberación,
en el desparpajo de alitas.

Qué belleza, pienso,
si mis hijos pudiesen ver esta luz
mientras los árboles se mueven
como las bailarinas que pintaba Degas.

Aguirre escribió que cualquier milagro puede ser
si existe una ventana.

La poesía es un acto de fe.

miércoles, octubre 17, 2018

próximo 20 de octubre Ciclo Monserrat.


El sábado 20 de octubre estaremos leyendo en la edición 8 del Ciclo Monserrat. La cita es a las 18 hs en Bók og Kaffi, Piñero 975, Bella Vista. 
Leen: Claudio Gómez, Emilce Fernández, Santiago Haber Ahumada, Flor Trimarco, Valeria Pariso y Noelia Palma. 

Este es un adelanto de las lecturas de Valeria Pariso y Noelia Palma. 

Los esperamos. 



                                     (Lectura de Valeria Pariso)



                                                                    (Lectura de Noelia Palma)



jueves, octubre 11, 2018

poema 3

34 mil 965 gotas
para contabilizar los signos de la tormenta.
El chasquido del agua conoce la inutilidad
de ciertos pétalos. Los destruye
para domesticar.
Los pétalos mojados caen y dicen algo
ilegible sobre el paisaje.

El patio oscuro parece deshabitado.
El gran bosque parece deshabitado.
Se oyen los truenos como si dijesen
aquí no queda nada,
las señales cotidianas mermaron toda respiración.

Permanecimos de este lado de la ventana
creyendo que enarbolamos toda la fe.

Oímos el agua corriendo en las tuberías
como si la sangre aceptara el crimen brilloso
y anaranjado del encierro.

Mientras tanto un oso de peluche nos saluda
para vencer la hecatombe.

Sobre las ollas viejas están las flores viejas,

sobre la pava hay un pájaro carcomiendo
los engranajes de la noche.



sábado, agosto 18, 2018

1er poema de "El valle de los cerdos" (inédito)

"Pero este valle es una esperanza
de comenzar de nuevo sin tener primero que morir
de amar sin olvidar el otro amor,
o ser como la brisa
que ahora lo atraviesa
sin pertenecerle."

Yehuda Amijai



Estuvimos ahí la primera noche.
Los huesos hermosos brillaban livianos.

Sobrevivimos como adversarios la segunda
y la tercera.

Yo fui antigua como los parientes lejanos
cuando el cuerpo afloraba versos de algunos
dioses egipcios. Vos
decías que la dicha era el hielo derritiéndose
sobre una montaña triste y desfigurada.

Después abríamos las ventanas. El sol nos parecía
el instrumento más bello y gracioso
para hablar ciertas palabras y resguardarlas.

Dijimos por ejemplo piedad.

No hay piedad en la belleza. La belleza
es una piedra rocosa y carcomida en el valle de los cerdos.

lunes, julio 02, 2018

1 de Nadie dijo la belleza.


Alguien en un rincón del verano me recuerda.
Su palabra es apenas una sombra.

¿Qué saben los grillos de la noche?
La noche habla como un recién nacido.



*de Nadie dijo la belleza.

lunes, mayo 28, 2018

Hay un sol que no concluye.

¿Y si la noche no fuese otra cosa
que el resabio de quienes
se asomaron al estanque para ver
la gracia oculta, la leve compañía?

Hay un sol que no concluye.

Hay un sol que acompaña
en silencio, implacable.

La noche
con su palabra iluminada
es un salmo.



* de Nadie dijo la belleza










viernes, abril 13, 2018

Adelanto del Ciclo literario LA BOTELLA VACÍA

Aquí un adelanto de lo que mañana voy a leer en el Ciclo literario LA BOTELLA VACÍA. El poema pertenece al libro inédito La casa. 




La cita es en el Espacio Cultural Rearte, Av. Rivadavia 17.475 Morón. 
Dejo el flayer del evento. También leerán Valeria Zurano Y Fernando Vega. 

Los esperamos!


jueves, marzo 15, 2018

1 de 11


Los malvones, la cineraria marítima,
la albahaca, la salvia. Todas están a salvo.

La vida está a salvo en mi jardín.

Anoche, después de la llovizna 
pude mirarme en tu sudor.

La vida me abrió las manos
como si fuesen dos de tus lamentos.

Qué blanca golpea la ternura.


miércoles, septiembre 13, 2017

La siesta

a mi hija


"y avanzo entre mis brazos con una estrella niña"
Jacobo Fijman


Despierta
sobre las cuatro de la tarde
y llora.
Apenas -y sólo a veces-
dice mamá
como un gorrión
su voz chillona.
Es su llamado
el primer llamado

y mis manos van deslizándose.

La memoria obra mágicamente
borrando -también con el olor a pan recién tostado-
el llanto
que sube
para el abrazo íntimo.

El sol se adelgaza en las ventanas
como las puntas de una estrella.

jueves, junio 15, 2017

3 poemas de Que la muerte nos ampare, Francia Ediciones.







*

¿Por qué?
¿Por qué encima de mi corazón
creció una florcita oscura y no una roja
en su esplendor?
¿En qué libro de poemas me dejé rezando?
¿Qué ceremonia hice bastante mal,
además de bombearme escribiendo?


*

Señalo aquí
donde apuñala
el amor en su hermosura de asesino
abro con furia la sombra para que entre
como un cuchillo desafilado y salga
como saliva que reverbera las horas en que todo se anida
bajo mis párpados que nunca despiertan
del calvario de saberte
apuñalame, estrangulame
el odio, esa bendición, nos desnuda.


*

Pero hablemos de la herida mientras tomamos el té
sentados en la cama como indios
el cigarrillo siempre abrasando tus labios
el manojito de flores de la semana pasada
marchitándose como los girasoles de Van Gogh
hablemos
de lo que hacías con mi cuerpo después de la palabra dulce
quedamente
es otoño o primavera
y volvés a la palabra dulce
a recostarme en la cama revuelta
como un cazador que ha ganado por sobre la desesperación
la voluntad que siempre le fue concedida.

jueves, mayo 18, 2017

quietud

Extiendo los brazos
en el pequeño gesto
de un recién nacido.

Me deslizo por la espalda de mi hija,
la luz y los grillos filtran aire y espuma
y aprendo a llorar ternura.
Las dos nacimos cortadas
por una tijera,
llenas de espuma y vérnix
y nos alimentamos de flores y recuerdos.

En su espalda envejece mi rostro feroz
humeante.

Construyo en forma de plegaria
las paredes de la historia.

Nada interrumpe el llanto.

Hay una quietud en su cuerpo
en sus huesos
en su cabello
infinita.

Nada interrumpe el llanto.
Estoy lavando los ojos de la casa.

viernes, marzo 24, 2017

2 poemas



1

Otoño hace nido en la palma
de mi mano.
Soy el cuenco donde se duerme
plácidamente la nostalgia.

2

Esta noche podría hacer frío
(hace frío)
esta noche es siempre la misma
apenas más adentro
en las luces
de la ciudad donde no he nacido.